Los protagonistas

Alisos en la ribera
Doce seres arbóreos nos acompañan en Árboles sagrados de Europa. Son, en este orden, Quercus robur, el Roble, Juglans regia, el Nogal, Taxus baccata, el Tejo, Olea europaea, el Olivo, Fraxinus excelsior, el Fresno, Betula alba, el Abedul, Fagus sylvatica, el Haya, Abies alba, el Abeto, Populus alba, el Álamo, Alnus glutinosa, el Aliso, Malus sylvestris, el Manzano silvestre y Juniperus thurifera, la Sabina.

Cuando empecé a documentarme para escribir el libro, busqué los árboles más comunes en el continente europeo y finalmente elegí los doce más representativos del territorio.
Algunos de ellos me eran familiares, otros desconocidos y decidí comenzar  a hablar de  los primeros que tenía más a mano. Establecí mi orden: la Sabina, el Roble, el Olivo…, pero cuando quise contactar con el primero de mi lista no obtuve ninguna respuesta.

No percibía la Sabina, no conectaba con su historia. Insistí más de una vez hasta que sentí una clara negativa  por parte del ente arbóreo… y cuando un árbol dice que no, es no. 

Considerando que me disponía a escribir de árboles y que la Sabina me era botánicamente familiar, me invadió  una cierta frustración. No entendía el porqué de este rechazo tan tajante. Algo no funcionaba en lo que había planeado, algo fallaba en mi planteamiento.
 
Hayedo
Entendí las razones  del no paseando por un hermoso hayedo. Entre los claroscuros, el bosque me explicó que el problema era yo, era mi orden, mi lista de aparición. Me dijo que los varios seres arbóreos se presentarían según su voluntad, su orden, sus tiempos para contar su historia. Naturalmente rompí mis apuntes, el esquema que había montado y no pude hacer otra cosa que inquinarme delante de su grandeza. Fue una gran lección.

Primero se presentó el Roble, luego el Nogal, el Tejo, el Olivo, el Fresno…cada uno cuando era su momento. La Sabina cerró el círculo.

Ahora que el libro está terminado entiendo  la razón de su orden. Los árboles me han hablado de dioses, de titanes, de magia, de los mitos de la creación, de la muerte, del inframundo,  de mitos y tradiciones antiguos. El Roble me conectó con los dioses padre, energía masculina. El Nogal me condujo hacia el universo femenino de las diosas. El Tejo me habló del inframundo. Cada uno me llevó a un espacio tiempo, cada uno me contó su historia.

La Sabina cerró el círculo y ahora entiendo por qué.  La Sabina es un ser muy especial que está vinculado a la energía de los Dragones. Habla por lo tanto de fuerzas primigenias, de los elementos, de los primeros momentos de la creación; ciertamente no hubiera entendido su historia sin antes haber conocido las demás.

Los árboles trazaron el camino. Yo me limité a seguirlo con humildad y respeto.




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